domingo, 29 de enero de 2012

Distorsiones del Talmúd, anti-judaísmo y la ”venganza” de Esther: Otras variantes del antisemitismo


No era mi intención, al reabrir el blog, dedicarlo a la  judeofobia y temas aledaños a éstas. ¿Pero puedo evitar hacerlo si a cada rato siento el antisemitismo pisándome los talones? Casi en vísperas del Día Internacional del Holocausto, un nuevo ejemplo de antisemitismo en Chile, el ataque a un joven judío en Ricote. Todo esto, me hace reflexionar en esta guerra no declarada una de cuyas variantes es el anti-judaísmo.

No hay aspecto más inculto ni más siniestramente grotesco que esta variante con la que me tropecé hace unos días. Aunque he oído a David Duke, ex Gran Mago  del Klu Klux Klan y reconocido supremacista, acusar a los judíos de genocidas por la celebración de la fiesta de Purim, no esperaba encontrar en páginas en español a promulgadores de esas ideas “dukianas”.
David Duke en su "uniforme" de Gran Mago del Klan

Desde el Medievo, que la religión judía ha estado bajo fuego. Más precisamente, desde el momento en que ocurre el cisma sinagoga-iglesia y el cristianismo decide seguir otros caminos y repudiar al menos un ochenta por ciento de sus raíces judías. Un  común denominador entre las guerras medievales en contra del Talmud  y las contemporáneas es la escasa erudición de los agresores.

Es por eso que los debates entre judíos y cristianos en tiempos pre-Ilustración eran verdaderos realities porque además eran públicos. Hoy en día ese debate, que se vuelve monologo, tiene lugar en el mundo virtual. Los anti-judaísmo modernos suelen utilizar como bases textos oscuros o  inexistentes. Peor aun, se apoyan en el alegato de judíos parias, de los peores elementos de juderías mundiales que por un par de monedas dicen lo que se espera de ellos.

Desde hace algunos años que me ando tropezando con paginas nazis que utilizan como argumento, para sus alertas al Peligro Judío,  los horrores que oculta el Talmud: “un libro sagrado de los judíos que los enseña a odiar a los cristianos y a hacerles daño, tralala”. Dejemos la ficción a un lado y pasemos a la realidad. Con toda la veneración que me merece el Talmud, la piedra angular de la fe judía es la Torah, ella es única e inalterable. Y la Torah es el primer tomo de la Biblia. Ese Antiguo Testamento que la mayoría de mis lectores habrán visto en sus clases de Catecismo.

El Talmud es un compendio de exegesis, tradiciones, costumbres, códigos legales y hasta cuentos de hadas, compilados desde los días de Jesucristo y que además recopila tradiciones orales pre-cristianas. Es un sumario de discusiones rabínicas (en cristiano, intercambios entre profesores, y entre profesores y alumnos) de mas de tres mil años de edad.

El Talmud es sagrado porque abarca nuestra cultura, nuestra historia y es un espejo de la piedad judía de tres milenios. Sin embargo, al estar escrito por hombres, por buenos y piadosos que fueran, es también ejemplo de idiosincrasias personales y contextos históricos. Por esa razón en cada siglo, hay sabios que revisan el Talmud  y acomodan las reglas en concordancia con los tiempos. Debido a que el legado talmúdico es sagrado precisamente por su antigüedad, historicidad y por su testimonio de fe, no se borra nada, aun lo que ya no es aplicable en tiempos modernos.

Como el Talmud está escrito en hebreo antiguo, arameo e incluso un alfabeto especial  creado por Rashi, no es accesible a todo el mundo. Pero debido a los muchos ataques, distorsiones y calumnias que han caído sobre él, hay ahora sitios en ingles en Internet que ofrecen traducciones.  El Talmud ha sido traducido a muchos idiomas.  Aun así, todavía uno encuentra paginas web analfabestias que eructan perlas tipo: “En el Tratado Lolin de Baba Yaga se dice que es obligación de los judíos tirarles mocos a la sopa de los cristianos”.  El que se moleste en buscar descubrirá que no existe tal ley, ni tal tratado, y que Baba Yaga es una bruja de cuento de hadas ruso.

Sin duda que hay veces en que sí se encuentra en ese vasto mar talmúdico  algún párrafo antediluviano  que suena anti-cristiano o separatista, pero ya expliqué que  gran parte del contenido es un reflejo de su momento histórico y de la mentalidad de su gente. Las páginas de los numerosos tratados del Talmud están divididas en muchos fragmentos. Uno es el texto original y los otros son los comentarios, revisiones y explicaciones   de revisores posteriores.

Pues aun así, negacionistas, supremacistas y tontos que los siguen, continúan con este habito de distorsionar  textos religiosos o tergiversarlos, citándolos fuera de contexto. Hace unos días me encontré con una curiosa discusión en un blog que no mencionaré. En ella un individuo se quejaba del Antiguo Testamento. Tras calificarse de católico (que extraño,  porque la calumnia y el antisemitismo son pecados mortales en la doctrina católica) se lanzaba en picada contra los judíos, deploraba que el cristianismo no hubiese repudiado la primera parte de las Biblia y terminaba por atacar,  en el mas puro espíritu de David Duke,  la festividad judía de Purim, a la que tildaba de celebrar matanzas. Cito “Cualquiera que conozca el judaísmo talmúdico sabe que eso es lo que hay. Siguen celebrando la venganza del Purim y lo que les hizo un tal Amalek hace miles de años.”

Haman Tashem  (Orejas de Haman), dulce típico de Purim. Segun Duke, los judíos somos "canibales" porque comemos las orejas de nuestro enemigo.
Mas allá de que Purim sea mi festividad judía favorita (y eso que no es como dice Duke una de las fiestas más importantes del judaísmo), o de que sea una de los pocos días sagrados en el judaísmo realmente alegre y exento de prohibiciones, me resulta muy curiosa esta definición.   La fiesta de Purim celebra una serie de milagros que impidieron el genocidio de la comunidad judía persa durante el reinado de Jerjes  (Asuero) unos cuatrocientos años antes de la Era Cristiana. No hay tal venganza.  Ustedes mismos lo pueden constatar. Revisen cualquier Biblia y lean el texto del Libro de Ester, la base de Purim. (les pongo un enlace a una versión cristiana para ser neutrales)

Por odio al judío Mardoqueo, Haman, primer ministro del Rey Asuero, consigue un edicto real que permite la exterminación de la comunidad judía en Persia. Curioso, el odio contra un judío hace que un Primer Ministro cargue contra toda una etnia. Un poco, como ocurre en Chile que el odio contra un primer ministro judío desencadena una ola de antisemitismo.
Ester se presenta ante Asuero


Gracias a la valerosa intervención de la reina Ester que expone su vida por la de su pueblo, y a la piedad de la comunidad judía que junto a ella reza y ayuna por tres días para solicitar la intercesión divina, ésta se manifiesta  en una serie de milagrosas sincronicidades junguianas. Haman es expuesto, derrotado y ajusticiado.

Facciones antisemitas,  amparadas por el edicto real, se disponen a masacrar a la población judía en el día convenido.  Debido a que las leyes persas prohibían la nulidad de un decreto real, Asuero crea un segundo decreto para que los judíos se armen y se defiendan. Entonces ocurre un amago de guerra civil en el que  salen vencedores los judíos. Lo que se celebra en Purim no es ni la muerte de Haman ni la de sus hijos, es la valentía e ingenio de Esther, la frustración de un plan genocida, y por sobre todo, la confirmación de que ayuno y oración sincera pueden evitar tragedias.


¿Y cómo celebramos esta fiesta? Pues con un carnaval, con disfraces, con mucha comida y bebida, con mucha alegría y con intercambio de regalos. Pero antes de todo eso, se ayuna para recordar el sacrificio de Ester (no su venganza), se va a la sinagoga a escuchar la lectura del Meguilat Esther (el Libro de Ester) y se debe contribuir, mínimo a dos causas de beneficencia. En una ocasión, mi hermano y un amigo combinaron ambas obligaciones, la de los regalos y la caridad, y repartieron pollos asados entre los mendigos que entonces habitaban el metro neoyorquino.
Madonna disfrazada de colegiala camino a una Fiesta de Purim

No puedo terminar sin aludir a la argumentación pueril que sacan a relucir  quienes vuelcan su judeofobia en nuestra religión. En este caso comparar la conmemoración  del milagro de Purim con  la celebración de una masacre es un concepto tan extraviado como el   decir que en el 21 de Mayo se aplaude la muerte de peruanos. Aun mas allá, el par que debatía en el blog de marras, terminó exigiendo que tal como la Iglesia Católica había hecho un “mea culpa” de desmanes pasados, los judíos debían dejar de celebrar Purim y hacer lo mismo. Yo sinceramente no sé como hay gente que no tiene vergüenza ajena.

A los Anti-Purim solo tengo tres cosas que decirles:
La primera es que ya he dado suficientes pruebas de que  solo un pobre descerebrado como David Duke y los borregos que le compran la pomada pueden creer que Purim es una fiesta de odio.

Segunda, que si fuera por exigir el fin de festividades que giran en torno a hechos de sangre vayan donde Sarkozy para que elimine el 14 de julio. Que el pueblo francés después pida perdón públicamente a los Borbones y descendientes de todos los guillotinados durante El Terror. A ver qué les dice Sarko.

Tercera, que como los que quisieron acabar con los judíos y fueron ellos los acabados, eran persas, ¿a quién deberíamos dirigir nuestro mea culpa? ¿A Ahmadinejead? Mis lectores sensatos, ¿se dan cuenta del colmo de este absurdo?

2 comentarios:

Rafael Valiente Ortiz dijo...

Querida Violante, en Chile al igual que en la totalidad de países que componen el planeta Tierra, impera una cierta animadversión hacia el pueblo judío, pero esto viene de lejos.
No obstante al menos para mi es un pueblo querido y admirado, de niño cuando comencé a leer el antiguo testamento, de ahí surgieron mis primeros héroes y a pesar de ser un escéptico en cuanto a temas religiosos, siento gran admiración por ese pueblo, por esa religión que es la madre de las dos religiones monoteístas que imperan en el mundo y por lo que se ve unos y otros siguen siendo los hermanos menores de la misma, es algo endémico que no tiene cura.
No te hagas mala sangre y me parece muy bien que des a conocer al mundo su historia y por favor no te arrepientas de nada.
Me ha gustado muchísimo esa parte final en la que haces hincapié en el 14 de Julio francés, Europa, especialmente Europa tiene mucho de lo que arrepentirse y Francia el adalid de la libertad, de los grandes pensadores y filantropos del siglo XVIII su aportación al progresismo actual costó enormes daños colaterales.

Violante Cabral dijo...

Gracias Rafael,
Te dejé algo en tu blog.
Siempre he dicho que el antisemitismo es algo imposible de erradicar, pero me preocupa cuando se sale de madre y también las razones que los lleva a desbocarse.
Te agradezco tu admiración por mi pueblo, pero no soy de las que promueve el filosemitismo, porque como en todas las minorías hay de todo, y nos damos patadas y codazos entre nosotros. Pero me da lata que hayan ociosos buscándole la quinta pasta al gato y viéndole defectos a los judíos hasta el modo en que se apean del tren.
Mencionas tu cariño por el Antiguo Testamento, hay antisemitas tan exagerados que aunque cristianos confesos rechazan esa primera parte de la Biblia. Tal como hay ultraderechistas que rechazan el cristianismo por considerarlo “una superstición judía”.
Soy la primea en rechazar esa Revolución Francesa tan cacareada que en los Derechos del Hombre consideró que el primero era masacrar a sus semejantes, pero me sentiría muy egoísta y aguafiestas de quitarles el Día de la Bastilla a los franceses.
Un abrazo