Unos dicen que es un patriota (¿de Saturno?), otros que es un peligroso ególatra. El hecho es que Julián Assange, el creador de Wikileaks se ha convertido en una figura mediática cuyos constantes reportes y datos secretos mantienen a la gente más interesada que en lo que les puedan ofrecer los cronistas sociales sobre la boda de Westminster. Sin embargo, a pesar del desprecio que me inspira el tipejo, este último soplo, basado en 250.000 cables diplomáticos intercambiados entre Estados Unidos y otros países, trae algunas copuchas interesantes sobre política diplomática y un par de cositas que nos tocan a los latinoamericanos.
Me he quedado de una pieza al enterarme que el monarca saudí insta al Pentágono a bombardear Irán, cuando debería serme obvio que los países árabes le temen al poderío nuclear de Ahmadinejad. Cualquier bombita que le lance a Israel repercute radioactivamente hablando en toda la Península Arábiga.
Además que si Irán mantuvo una cruenta guerra con Irak, bien puede atacar a otros vecinos a quienes no ve como hermanos. Los iraníes no son árabes sino persas o sea indo-europeos. Su afiliación chiita los hace diferente a los musulmanes suníes que son la mayoria en el mundo islámico. Si agregamos que según el "paquete Assange" revelado al New York Times, Irán le ha comprado a Corea del Norte misiles de largo alcance con los que puede poner a Europa en jaque, no solo Arabia Saudita debe asustarse
Otro informe muy interesante es sobre la influencia extremista islámica en nuestra América del Sur. Después del S-11, se reveló que había montoneros mapuches que intercambiaban e-mails con las huestes de Osama. Diarios venezolanos anti-Chávez revelaron, por allá por el 2006, que había campos de entrenamiento de Hezbollah en los Llanos. Pero cada vez que comento esto a algun compatriota recibió sonrisita esceptica. Pues Wikileaks nos cuenta que en USA también andan preocupados pero de una influencia terrorista mas cerca de casa, específicamente en el triangulo donde se unen Paraguay, Argentina y Brasil. O sea aquí, a la vuelta de la esquina.
El Modus Operandis del australiano Assange es filtrar datos con cuenta gotas. Cada cierto tiempo, manda determinados documentos secretos del Pentágono a periódicos importantes en Europa. Es al británico The Guardian al que le llegó la información sobre la zona limítrofe de los tres países sudamericanos. Este territorio es reconocido por ser escenario de actividades ilícitas de todo tipo, aparte de ser un reducto de población árabe.
Según lo revelado por The Guardian, la cancillería estadounidense pidió a su embajada en Asunción "información sobre la presencia, intenciones, planes y actividades de grupos terroristas (...) en Paraguay, en concreto en la triple frontera”. En Washington el temor es que estén operando organizaciones armadas islámicas (Hezbollah, Al Qaeda, Hamas y hasta posibles agentes estatales iraníes) en esa región. Otros documentos revelan que de esta área fronteriza surgió el complot que provocó el atentado contra la AMIA, en Buenos Aires, a fines del siglo pasado
El País, diario español también privilegiado con las filtraciones de Wikileaks, dice que la diplomacia norteamericana busca atraer países sudamericanos para hacer un frente anti-chavista, y que piden a sus embajadores informes precisos sobre la personalidad de los mandatarios del continente. ¡Incluso han estado investigando la salud mental de la Señora K!
Cada paquete de noticias que le ha llegado a cinco grupos mediáticos de Occidente, aporta nuevos y jugosos pormenores supuestamente basados en documentos que les mandó Wikileaks. En Revista Júpiter leía que el embajador norteamericano en Tegucigalpa era agente chavista. ¿Le pagarían poco sus jefes que se pasó al otro bando?
Otros datos son archiconocidos como que USA tuvo que ver con el derrocamiento de Zelaya el año pasado. Incluso añejos y ultra sabidos como que derrocó a Manuel Antonio Noriega en Panamá. Obvio si hasta hubo una invasión gringa. Por otro lado, Assange le ha hecho un gran favor a USA al revelar que si existían armas químicas y biológicas en Irak, y que fue la China la que estaba detrás de las infiltraciones en Google.
Hay quien se escandaliza ante el doble discurso, tanto de la cancillería estadounidense como la de otros países, pero así es la diplomacia y lo ha sido desde que griegos y troyanos intercambiaban embajadas y regalos. Me irrita más el doble juego de Wikileaks. Sin ser partidaria de teorías de complot, es patente que este nuevo derroche de “verdades” desestabiliza a Estados Unidos, destruye su diplomacia, crea desconfianza entre la potencia gringa y sus seudo-aliados, aparte de ennegrecer más su imagen,, dentro y fuera de la Unión Americana.
El cuento de que Assange quiere informar a la población y revelar verdades, solo se lo creen los ingenuos. El público no necesita saber, ni sabe que hacer con esta información, no más que cuando se enredan (y ahí me incluyo) con todas las profecías económicas que son mas agoreras que las centurias de Nostradamus. El ciudadano común de Occidente, y de este Tercer Mundo que juega a ser parte de la Civilización Occidental, lee las revelaciones de Wikileaks como si fueran copuchas de tabloides. A lo mas dirán “¡chanchos los gringos!” o se relamerán los bigotes al enterarse de que el líder libio Gadafi tiene amores con una enfermera ucraniana. Ese tipo de cosas si les queda.
El daño que hace Wikileaks solo lo sabrán los afectados. La trascendencia de esa información solo se sentirá cuando nos caiga la casa encima, porque hasta ahora hemos tenido suerte. En las conflagraciones mundiales, América Latina se ha sentado en la valla a observar. En la que se viene, nos guste o no, tomaremos parte precisamente por no darnos cuenta de un peligro que tenemos en el patio y que las copuchas de Wikileaks nos lo restriega en las narices