lunes, 26 de julio de 2010

Inventos futuros que ya están aqui



A veces me pregunto porque escribo fantasía, si toda magia queda obsoleta ante los avances científicos. La ciencia todo lo hace o lo hará todo posible. Esta mañana, leyendo una nota de ABC (que a veces tiene artículos que son la chantería misma) sobre los inventos de un futuro cercano, me desilusionaba pensar que pronto no habrá nada imposible y que lo más triste es que cada día los humanos son más poderosos y más malos.

Después me tranquilicé. Los científicos son como los políticos, mucho prometen y luego no cumplen. Al final, terminan consolándonos con inventos obtusos como (leo en otra nota de ABC) un medidor para que una pareja sepa cuando se nos acerca la regla. Los felicito, pero creo que puede ser muy inútil para quienes tengan mujeres como servidora que de moza sufría de una irregularidad eterna en su ciclo menstrual.
Además que la mayoría de los inventos prometidos ya existen, pero no están al alcance del ciudadano pedestre y mucho menos del científico chambón. Como diría Sainte-Exupery, "lo esencial es invisible para los ojos".

El artículo, que lleva por título “lo que Uri Geller nunca se imaginó”, inicia presentando un termino rimbombante: “interfaces informáticas cerebrales”. En términos simples, comunicaciones telepáticas a larga distancia. ¿Qué hay de nuevo? Tal vez Uri Geller no pudo imaginarse lo de las interfaces, pero seguramente sus tatarabuelos, en algún pueblo perdido entre Polonia y Rusia, sabrían de gente que se comunicaba con el pensamiento, que se encontraba con amigos en un plano astral y conocería su pareja ideal en sueños.

Tengo una amiga irlandesa (estos celtas están llenos de secretos) que de joven, antes de tomar el tren de la universidad a su casa, le enviaba un mensaje telepático a su madre para que ésta supiera a que hora esperarla con la cena. Inclusive, le hacía saber lo que quería comer. Se ahorraba mucho en telefonía con ese don.

Esa es la diferencia con los cacareados inventos. Los dones mágicos o milagrosos no cuestan nada. Los inventos científicos cuestan una millonada. Qué más quisiera yo que una computadora manejada por mi cerebro en vez de estas manos a las que ha de paralizar la artritis (ya tengo un hueso salido en la muñeca derecha), pero si ya gasto lo que no tengo tratando de mantener mi equipo libre de troyanos...

Por eso continúo escribiendo fantasía, y rezo y sueño con que la publiquen (Ese seria un gran invento, una maquinita para auto publicarse y auto mercadearse gratis). La gran diferencia entre ciencia ficción y fantasía es que la primera ofrece algo que puede ser posible en un futuro cercano, y la otra describe lo que ya existe, pero sólo los muy afortunados o muy virtuosos pueden conocer.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Adoro la ciencia ficción y mi guía espiritual es Robert Anson Heinlein. :) Pero también debo reconocer que soy el eterno fascinado por la ciencia. Y pediría ser operado si con ello pudieran integrarme una interfaz cerebral.

El futuro de la humanidad está en el silicio: no tengo la menor duda.

Violante Cabral dijo...

Le tengo terror a las operaciones. Mauricio me salvo de caer en manos de cirujanos peores que Mengele. Desprecio (con pocas excepciones)la ciencia moderna que sirve intereses muy egoistas.
Como deducirás por la entrada, soy ultra esotérica, quizas por eso soy creyente, y preferiría estudiar técnicas de telepatia a caer en manos de carniceros con título de doctor.
De nuevo estoy tapada de trabajo, de nuevo tu carta sólo podrá recibir respuesta, D-s mediante, esta noche.
pero no dejes de escribir. Es un gran placer leerte.