lunes, 16 de septiembre de 2013

Ricardo Lagos bajo la lupa de Víctor Farías




            Decir Víctor Farías es hablar de controversia. La que ha causado la mala costumbre del filosofo/historiador de sacar verdades al sol. Él fue quien se atrevió a desenmascarar el mito de Salvador Allende y de hablar de lo que “no se habla” en su libro Los Nazis en Chile. Ahora en Ricardo Lagos y el Chile Nuevo, el Profesor Farías arremete contra alguien que en el presente sigue activo y muy vivo.

            Generalmente me salto los prólogos o los leo a la carrera, sobre todo si el libro es corto como lo es Ricardo Lagos y el Chile Nuevo, pero esta es una introducción imperdible. Ahí, el Profesor Farias nos revela las intenciones tras su obra.  La primera es exponer la evolución del pensamiento del ex-gobernante desde los días en que Ricardo Froilán era un académico y marxista convencido hasta su etapa actual y posterior a su periodo presidencial.

            Esta evolución  en Chile  la tildaríamos de “cambio de chaqueta” o “vuelta de carnero. Se trata de un fenómeno común en muchos políticos de la antigua izquierda chilena y que fueron conocidos con el retorno de la democracia como los “Renovados.” ¿Por qué entonces Víctor Farias eligió al ex mandatario como objeto de estudio? El nos lo dice en el prólogo “Lagos es sin duda, el único político realmente importante de la centro-izquierda chilena"(Farías, p.9). Con esto, el historiador nos recuerda que la Concertación no ha brindado figuras políticas de peso. Los dos presidentes democratacristianos (Patricio Aylwin y Eduardo Frei Ruiz-Tagle) carecen de una ideología, y menos la tiene la socialista Michelle Bachelet.

Cinco presidentes de Chile (es.wikipedia.org)


            Es de esta la “ideología lagunera”la que nos habla el libro, porque en ella se encierra la esencia de la tragicomedia marxista de antaño que hoy pareciera repetirse. Así lo entiende el autor al expresar que el segundo propósito de este libro es “despertar la atención ante la reaparición actual amenazadora de esos mismos síntomas en la sociedad chilena contemporánea” (Farías, p. 14)  Con esa cita se nos recuerda lo que tantas veces este blog ha profetizado: nuestro pasado es espejo de nuestro presente, y si no lo evitamos a tiempo, también será espejo de nuestro futuro.

            Hoy nos sorprende e incomoda, ver jóvenes que ni soñaban con nacer en la era de Allende, salir a la calle exigiendo desaforadamente la necesidad de retomar el proyecto tronchado de la Unidad Popular, como si en los días del oscurantismo “upeliento” en Chile amarráramos los chanchos con longaniza. El problema es que, y lo dice Don Víctor, las generaciones posteriores a la muerte de Allende han aprendido historia gracias a archivos de prensa, a imágenes descontextuadas, a mitos pre-fabricados por el mundo mediático.

Pocos historiadores se acercan a la verdadera autoridad que se oculta en documentos públicos. En cambio, Víctor Farias se apoya exclusivamente en fuentes primarias, rescatando toda palabra escrita y pensamiento de Ricardo Lagos, desde artículos, ensayos, libros, tesis de pregrado y Doctorado;  hasta llegar a entrevistas para darnos una visión amplia, de un político de la envergadura del ex gobernante,  a través de su obra.

            El libro está dividido en dos partes “La Edad del Corazón” y “La Edad de la Razón”. La primera es la etapa pública inicial de Ricardo Lagos, cuando era un marxista furibundo, la segunda es ya a mediados de los  Ochentas cuando vira sutilmente de postura, se distancia de lo que un día abrazara, y se adhiere a posiciones que un día observara con el más profundo rechazo.

Lagos en 1971, cuando era Secretario de la Universidad de Chile (Flickr.com)


            El Profesor Farías inicia la historia intelectual de su personaje en 1971, año clave del gobierno de Salvador Allende, en el que la Unidad Popular perdió su oportunidad de convertir a Chile en lo que su utopía marxista deseaba. Ese año, Lagos, entonces docente y secretario general de la Universidad de Chile publica Para el Chile nuevo, Universidad Nueva ¡Ahora!, en colaboración con Eduardo Novoa Monreal. Esta proclama, publicada por una editorial cubana avecindada en Chile, expresa la intención de expropiar la educación universitaria y ponerla al servicio de la causa marxista. Es el manifiesto de lo que la Unidad Popular quiere hacer con la educación.

            El texto nace en un marco de extrema violencia estudiantil que Farias nos recuerda puntualmente. Olvídense de “Ley Hinzpeter” o cabros chicos llorando porque los mojó el guanaco. Hablamos de enfrentamientos que cobran heridos y muertos en una espiral que pareciera conducir a algo peor.

            Las fuerzas que arremeten contra el estudiantado no son ni militares, ni la CIA, ni elementos “reaccionarios” de la Derecha oligarca, aunque para los comunistas puedan calificarse como tales los gremialistas y estudiantes democratacristianos apedreados por  La Ramona Parra en una batalla que termina con 20 heridos, el 16 de noviembre de 1971. El 22 de noviembre, los manifestantes de la UP hieren de gravedad a cuatro estudiantes de la Pontificia Universidad Católica. El 29 de diciembre un saldo de dos heridos deja un violento incidente en la Universidad de Chile. La violencia estudiantil precedía al gobierno de Allende, puesto que el mirista Arnoldo Ríos fue baleado en 1970 en la Universidad de Concepción en una disputa entre elementos del MIR y comunistas. Eso, para quienes hoy creen que en ese entonces las fuerzas de la Izquierda estaban unidas bajo la misma bandera roja.

La Ramona Parra no solo sabía dibujar en las paredes (wikipedia.org)


            Es a la luz de este recuento de daños que se puede entender la socarronería con la que Ricardo Lagos Escobar, décadas más tarde y ya convertido en presidente de Chile, hablara que debíamos familiarizarnos con la “cultura de protesta”. Eso en los albores de la Revolución Pinguina, que a veces olvidamos inició durante su mandato. Por eso vale recordar que Lagos vivió y promovió el concepto de una lucha armada estudiantil como único medio para reformar la educación en Chile. Hoy vemos a sus herederos poner en práctica las teorías tan amadas por la izquierda durante su Edad del Corazón.

            En páginas subsiguientes, el libro revisa otros escritos, incluyendo su tesis de doctorado, que la defendiera en la Universidad de Duke (EE.UU), en los que Ricardo Lagos esboza su doctrina económica. Básicamente esa teoría comienza con un reconocimiento de los grupos económicos que manejan a Chile (incluyendo todos los bancos del país) y un llamado de eliminación a punta de expropiación del sector privado empresarial. El cual será adoptado posteriormente por el programa de gobierno de la Unidad Popular, permitiendo una oleada de expropiaciones, que llevaran a la paralización económica y productiva del país.

            Vehemente y elocuente es la fustigación lagunera contra los consorcios que dominan la economía chilena, pero como señala el autor hay una fisura en la coherencia de Lagos. Ese llamado a que la “revolución marxista” destruya completamente a la burguesía financiera parece desconocer el hecho de que el mismísimo Compañero Allende es miembro de una de ellas. En efecto, el ex presidente fue accionista y director entre  1952 a 1958 de "Pelegrino Cariola. S.A.C." ¿Pero no lo vemos hoy en día? Las grandes figuras del Socialismo o “Progresismo” de  la boca para afuera critican a la oligarquía empresarial, cuando ellos mismos lucran a través de ella.

            De ahí, el libro salta una década para caer a  mediados de los Ochentas. Tras un cómodo exilio en Estados Unidos (país que había sido blanco de sus criticas), Ricardo Lagos regresó a Chile a encabezar la oposición al Gobierno Militar. Seguía publicando ensayos en los que hablaba de “años de oscurantismo” y criticaba el modelo económico neoliberal que había adoptado el régimen del General Pinochet. Pero Farias ya comienza a notar detalles de lo que llama la “transformación” de Lagos.

En su Herencia neo-liberal y estrategia económica, publicada en Madrid en 1983, Lagos parece renunciar a su ferviente visión de reformas universitarias y lo cita Don Víctor “Los temas que estaban en el centro del proceso de reforma, tienen poco que ver con la preocupación esencial del universitario de hoy en día.” (Farías, pág. 72) En el mismo ensayo, Lagos expresa aprecio por los “valores permanentes “de la institución universitaria, él que fuera arquitecto de un proyecto para destruir esos valores.

            Pero el gran cambio de Ricardo Froilán tiene lugar en 1986, el año del atentado contra la comitiva presidencial del general Augusto Pinochet (5 uniformados muertos y 11 heridos, reconocidos por el “Informe Rettig”) y el descubrimiento de los arsenales de Carrizal Bajo en la III Región. A raíz de esos hechos,  varios líderes de la oposición son detenidos, entre ellos Ricardo Lagos.



Será después de su encarcelamiento que Lagos adopte una distancia con la lucha armada marxista y hable de “modos civilizados” con los que se pueden alcanzar los objetivos izquierdistas. Incluso, él tan anti-gringo comienza a admirar al “Imperio” como lo llamara el difunto Chávez y, en el colmo del descaro, acusa al Gobierno Militar de alejarse de los gobierno Estados Unidos.”Que ha sido nuestro principal interlocutor en el extranjero” (Farías, p. 96)

Lagos y Condoleeza Rice : afianzando buenas relaciones con El Imperio (wikipedia.org)

            Ahí nace este nuevo Lagos que cree más en resquicios legales que en atentados militaristas. Un Lagos aburguesado que después de hablar pestes sobre el economía de mercado implantada por los Chicago Boys, optará  por ese modelo neoliberal, perfeccionándolo durante su gobierno, hasta concluir en los famosos Tratados de Libre Comercio (TLC) firmados durante su mandato (2000-2006), con diversos países del orbe.

            Este es el Lagos de la Transición que sabe moderar y modificar su discurso político para llegar a su meta: El Palacio de La Moneda. De esta manera se convierte en una admirada figura pública; (y dicho en buen chileno) pese a todos los “condoros” como fueron el Transantiago,  y otros que bien nos recuerda el Profesor Farias en este texto escrito con el profesionalismo, refinamiento, y amenidad que caracteriza la prosa del historiador. Aunada a esas virtudes, está la imparcialidad del Profesor Farias que no teme reconocer logros de Lagos tales como su apoyo para  difundir la música docta en los jóvenes a lo largo de Chile,  y la valentía del presidente al negarse a apoyar la invasión estadounidense de Irak.

(udel.edu)


Antes de terminar, que no les quiero contar todo el libro, detengámonos en el titulo. ¿Cuál es ese Chile Nuevo? ¿El que pretendía implantar Lagos en el clímax de la UP, el que implantó durante su mandato en base de un modelo económico “pinochetista” o el que busca sembrar la “Nueva Mayoría” y hoy vemos cada vez más cercano gracias a intentos de regresar a los mismos errores de la era de Allende? Porque si algo nos deja esta obra es la certeza de que todo ha sido un sorprendente circulo vicioso.

            Mi conclusión al cerrar el libro es que Ricardo Lagos más que protagonista es un punto de referencia, un símbolo de una manera de pensar que en vez de evolucionar ha adoptado un disfraz de oveja,  y sigue entre nosotros empollando aviesos objetivos. Hoy en día, los revolucionarios de  antaño andan de cuello y corbata del brazo de figurones del sector burgués, pero en la oscuridad siguen manejando los hilos de futuras generaciones que puedan servir de  carne de cañón en su lucha vandálica por cambiar  el mundo y hacerlo a la pinta de ellos. Ojala esos ingenuos que dejan que los manipulen, leyeran este libro y entendieran.

Ricardo Lagos y el Chile Nuevo, publicado por la editorial Maye,  ya puede ser adquirido en la Librería Antártica y La Feria Chilena del Libro. Aconsejo la lectura de una obra que además de ser un libro de historia,  es un claro recordatorio que ciertos peligros, como los gérmenes, mutan y se hacen más fuertes.


domingo, 27 de enero de 2013

Un pasado que nos condena: Allende y Pinochet: Las verdades olvidadas




Chile es un país profundamente dividido. Derecha e Izquierda viven en pugna, estudiantes y gobierno hacen lo propio. Ni hablar de una clase política que ya no puede venderle la pomada a la ciudadanía. Sin embargo, muchos todavía sostienen que la polarización del país está vinculada a los haceres de un Capitán General fallecido hace siete años. No es mi intención polarizar más mi sociedad, pero el libro De Allende y Pinochet: las verdades olvidadas (Editorial Maye, 2012) nos hace recapacitar en un pasado que puede ser “terra ignota” para los nacidos posteriormente. Es por eso que hoy reseño este documento de verdades ocultas que muchos chilenos deberían conocer.

Tres jóvenes profesores de historia, Mauricio Schiappacase Ardiles, Ernesto Medalla Mesa y Francisco Sánchez Urra,  son los autores de este libro. Aunque a ninguno se le puede acusar de simpatía por la Izquierda, es de admirar su objetividad. En vez de limitarse a hacer juicios personales optan por apoyarse en las opiniones de otras fuentes y de contemporáneos, (de ambos colores políticos) sobre los hechos descritos.  Allende y Pinochet es un texto de historia que, a ratos, deviene en proyecto oral debido a las múltiples citas de personas involucradas en ese proceso histórico.

Lo que más me ha impresionado de este bien documentado trabajo es que sus fuentes no pueden ser tildadas ni de fascistas ni de estar coimeadas por la Derecha. Como prueba, una de las  autoridades en este examen es el Archivo Mitrokhin, compuesto por informes de agentes de la KGB sobre la infiltración soviética en Chile y su visión del "Camarada" Allende.


Aunque es difícil condensar todo lo que encierra un libro de esta magnitud  hay algunos datos que me han impresionado, sea porque los desconocía o los había olvidado expuesta como estoy (como estamos) a un culto de mentiras  que opacan grandes verdades.

Abre el libro una sección llamada “Generalidades”. Esta comprende una reseña de la historia política del Siglo XX, a la que sigue un resumido panorama de la política en Chile desde antes de ser nación.  Continúa con un examen del nacimiento de movimientos izquierdistas chilenos y su obra en la primera mitad del Siglo XX. Toda esta retrospectiva es necesaria para comprender como funcionaba el aparato político chileno y como influyeron los –ismos que transformaron la historia mundial del siglo pasado.

Hace un tiempo que observando las maniobras de la mafia estudiantil y el actuar de sus dirigentes, he sentido un desagradable deja vu, la sensación de haber vivido esto antes. Leer Allende y Pinochet me ha descifrado ese malestar. Aunque parezca curioso, el mayor impacto de contenido no lo hallé ni en la sección dedicada a la Unidad Popular ni en la del Gobierno Militar (ambas comprende más de la mitad del libro) sino en esa primera parte, dicho puntualmente en eventos ocurridos durante el mandato de Eduardo Frei Montalva.

"Gracias" de la mafia estudiantil del Siglo 21

Desde mi regreso a Chile que escucho en los medios (chilenos y extranjeros) que la explicación universal para todo lo negativo de nuestra sociedad es el Gobierno Militar. Me tienen chata con el cuento de que la violencia chilena, manifiéstese ésta en el auge del crimen o en protestas de estudiantes que a veces rayan en criminales, se debe a la “opresión y brutalidad de los milicos”. Este libro nos recuerda que la violencia política precedió por casi media década al Pronunciamiento del 11 de septiembre de 1973.

Leer sobre sucesos olvidados me remontó a la época que, como “niñita precoz”, tenía permiso para hojear revistas políticas desde la Ercilla hasta el  Topaze, más  los diarios incluyendo El Clarín,  ese “in-famoso” pasquín de la Izquierda.  Me alarmó revivir sucesos inquietantes y premonitorios que en los 60’s dejábamos pasar con esa apatía que vuelve mediocre al ser humano. Tal como hoy, entonces  estaba de moda ser “radical chic” y aplaudíamos la toma de universidades y  las huelgas. ¡Cómo nos reíamos de los aviones chilenos secuestrados y desviados a Cuba! A los 10 años hasta yo  tenía un poster del Che Guevara en la pared de mi dormitorio. Años más tarde pagaríamos con lagrimas amargas nuestra irresponsabilidad e insensatez.

Las señales del debacle que se acercaba saltaban a la vista y nos noqueaban en el ojo como muñecos de resorte. Los asaltos y robos (que La Izquierda tildaba de “expropiación”); el secuestro y asesinato de carabineros;   el descarrilamiento de trenes; el plagio y tortura de Hernán Osses,  y el Incendio del Teatro en Concepción  (todos descritos en el libro) no fueron sucesos aislados. Eran parte de un plan premeditado de desestabilizar la nación y preparar el terreno para una revolución armada (tal como hoy). Yo tenía la excusa de ser una niñita de clase media acomodada que vivía protegida de todo, menos del bullying escolar ¿Pero y mis mayores? ¿Cómo no se daban cuenta?



No solo estaba el Partido Comunista interesado en la desestabilización social del país y en el  atropello a la democracia. En este libro se repasa la infiltración izquierdista de las Fuerzas Armadas por parte del MIR y que comienza a partir de 1965 (Allende y Pinochet, pp. 108-115). Leyendo esas páginas comprendo muchas de las desconfianzas post-11 de septiembre entre las ramas de las Fuerzas Armadas, y la existencia de elementos de alta jerarquía opositores al Pronunciamiento.

Como nos recuerda el libro, el proceder de la Izquierda chilena de los 60’s se caracterizó por la división ente violentos y “reformistas”. Los últimos  eran los que creían que se podía alcanzar el poder por la vía parlamentaria y cambiar el país por medios legales. A esa minoría pertenecía Salvador Allende, y quienes más criticarían su postura serian sus mismos camaradas políticos. Minuciosamente el libro describe una situación en la que los mayores oponentes del Dr. Allende  serían los de su misma ideología, pero que abrazaban totalmente la vía de la violencia. Irónico que hoy lo enaltezcan cuando en su día criticaron y obstaculizaron  su labor.

Resulta espeluznante leer las declaraciones incitando a comportamientos violentos y antisociales. En declaraciones a El Siglo (febrero, 1969) Volodia Teitelboim afirmaba “La expresión vía pacifica es un término obsoleto que no tiene ningún sentido” (Allende y Pinochet, p. 65). Ese mismo año Carlos Altamirano declaraba “Nada tiene de extraño que el orden socialista nazca del cañón de un fusil” (Allende y Pinochet, p.66).



Dos incitadores a la violencia. Volodia y Altamirano. En el medio el pobre Arrate. en muy mala compañía.


El libro describe los panfletos del MIR de esa época donde repudian  medios tradicionales y legales de alcanzar el poder,  acusan a la clase política izquierdista de ser “escuela de traidores” y terminan con un llamado  “a tomar el camino franco y directo de la lucha revolucionaria” (Allende y Pinochet, p.  72). Los autores también nos recuerdan que en 1971 el propio Allende dirá en una entrevista con el escritor Regis Debray: “Si no hubiera sido elegido, las calles de Santiago estarían llenas de sangre” (Allende y Pinochet, p. 92).

Salvador Allende, hoy mártir de una “historia oficial” Roja, no fue siempre el bien amado de los gobiernos de la orbita Soviética. El Archivo MItrokhin es muy franco sobre ese aspecto. Este libro recoge varios reportes de agentes de los servicios de inteligencia rusos, incluso pre-KGB. En ellos la imagen de Don Chicho no es óptima. Junto a destacar  lo que en su día llamaban “los gustos de pije del Compañero Allende” como su afición por la buena ropa, whisky fino y mujeres buenasmozas, están también acusaciones de poco fervor revolucionario, soberbia, falta de conocimiento político y adherencia ideologías facciosas.

“Sus atributos más característicos son la arrogancia, la vanidad, el deseo de que lo glorifiquen y de ser el centro de atención a toda costa “(Allende y Pinochet, p. 83). Esto dicho por la propia KGB quien además lo calificaría de ser “un demagogo y político débil e inconsistente, con simpatías maoístas” (Allende y Pinochet, p. 87).

Caricatura de Allende hecha durante su gobierno.


Aunque amigo de la legalidad, El Compañero Allende, y no nos engañemos en este aspecto, pretendía con su gobierno destruir toda estructura legal e institucional chilena. Su sueño era comenzar desde cero y convertir a Chile en un clon de la Cuba castrista. Esto lo confirma uno de sus seguidores, Luis Guastavino. El libro recoge sus declaraciones hechas al diario El Mercurio en agosto del 2003.  Según el entonces intendente de la Región de Valparaíso, el gobierno de la UP oscilaba hacia un socialismo “donde no iba a haber sino una educación, una televisión, un diario, una filosofía, un partido único” (Allende y Pinochet, p.95).

Luís Guastavino


El gobierno allendista y sus desmanes también es retratado en un segmento correspondiente que describe el clima de inseguridad economía y ciudadana que se vivió (vivimos) por aquellos años. Nuevamente leer esas líneas me llena de malos recuerdo; los cordones revolucionarios que rodeaban el Gran Santiago y que amedrentaban a la ciudadanía; las huelgas; las marchas de cacerolas que el mundo hoy cree que se originaron durante el gobierno militar. Siempre adhiriéndose a fuentes originales, el libro describe todos los altibajos de la Unidad Popular, la corrupción pública y privada de la corte allendista, el caos político, el vacío de poder, y por supuesto la omnipresente presencia de la violencia izquierdista.
Señoras y las icónicas cacerolas vacías

Celebre foto de El Mercurio mostrando a un Mirista atacando a un carabinero.


Recuerdo claramente cada marcha, cada protesta de la que fui testigo. Eso aunado a noticias escalofriantes de tomas de fábricas , expropiaciones de fundos  y otros abusos “revolucionarios” que venían de todos los puntos del país nos tenían sumidos en dolorosas incertidumbres. Lo irónico es que muchas protestas y huelgas eran en contra del gobierno al que los facciosos tildaban de “blandos”. Comparando esa falta de solidaridad Roja, y esos elementos tan peligrosos, con los “díscolos” del Gobierno Bachelet, estos últimos parecen monaguillos inofensivos.



¿Logró entre todo este descalabro el breve, pero nefasto gobierno allendista mejorar la situación de los chilenos cuyas miserias pretendía remediar? El libro cede la palabra a Marcos Enríquez Ominami que con ojo retrospectivo responde con una conclusión lapidaria:
“Los resultados de Allende fueron como las huevas...las injusticias fueron más graves, los pobres más pobres.” (Allende y Pinochet, p.132)

Marcos Enriquez-Ominami


 ¿Entonces por qué los cabros chicos chilenos y los viejos progres del Primer Mundo siguen hablando de la Unidad Popular como un Paraíso para los pobres tronchado únicamente por el oportunismo militar y las ambiciones gringas?

El resto del libro se concentra en el Gobierno Militar.  No es talmente el panegírico esperado. Los autores reconoce el uso de torturas, pero recuerdan que aun gobiernos “democráticos” de tendencias de Izquierda (e.g. La España de Felipe González) hna hecho uso de apremios físicos en su lucha contra elementos  terroristas. Ciertamente, el libro no escatima detalle sobre la violencia de parte de grupos antigubernamentales que afectó Chile durante los años 1973-1989. Cuando comparamos el estado de nuestra Patria con situaciones vividas en Perú, Colombia y otras naciones latinoamericanas enfrentadas a lacras similares, nos damos cuenta de que solo la fuerza militar impidió que viviéramos en un estado de terrorismo total.

El libro ofrece un toque de luz en esa oscuridad evocando lo que La Concertación vanamente pretende que el país olvide, el milagro económico ocurrido durante el gobierno del General Pinochet. Milagro nacido de un programa económico que gobiernos de la Concertación hicieron suyo y que han permitido que Chile sea, en este momento, un gigante de estabilidad y desarrollo económico y buen puerto para que calen inversionistas extranjeros.

Al cerrar el libro, me quedan rondando en la cabeza unas incógnitas. ¿Por qué es execrable la violencia perpetrada por los militares, pero la que va en contra de los mencionados es considerada excusable, admirable, e incluso patriótica? ¿Y qué sucede con el terrorismo que tuvo lugar durante los gobiernos democráticos de 60’s y 70’s? ¿También es justificable y digno de admiración? Esas son preguntas que cada chileno debe plantearse antes de aplaudir o endorsar esta cultura de violencia que estamos viviendo y que es como un  espejo de la que precedió al Gobierno Militar.

Allende y Pinochet: las verdades ocultas puede ser encontrado tanto en la Feria Chilena del Libro como en la Librería Antártica.


domingo, 4 de marzo de 2012

Imágenes de judíos y sus adversarios en el Holocausto: ¿los dos lados de un mismo estereotipo?


El modo en que se pinta a los judíos, sea en los medios o en la ficción, es un factor que va encadenado obligatoriamente  a demostraciones antisemitas.Hace poco me encontré con este articulo cuya premisa es una pregunta. ¿No será contraproducente hablar del Holocausto a los niños alemanes? Según el artículo la imagen de los judíos que inculcan  esas charlas puede tener efectos nocivos.  ¿No será que el  estereotipo de “victima del Holocausto” ya no se vende bien? A eso agrego otra pregunta: ¿si estereotipamos a las victimas judías no lo hacemos también con sus verdugos?

 De acuerdo al artículo,  la enseñanza obligatoria sobre el Holocausto en Alemania ha generado resultados negativos. Los alumnos se sienten cohibidos por el peso de la culpa que el tema impone sobre los alemanes, incluso sobre generaciones  alejadas (al menos cronológicamente) del Tercer Reich,   por lo que terminan odiando más a los judíos.


Por veintiún siglos al pueblo hebreo se nos ha tachado de deicidas por culpa de los desaguisados de un par de fariseos afiebrados y romanos oportunistas. Me es entonces inevitable ver cierta justicia poética en que un par de generaciones después de la caída del Tercer Reich  se siga encasquetándole  las orejas de burro a todo el pueblo germano. Pero como es injusto e insensato imputar culpas colectivas a toda una nación, me conduelo de los niños alemanes atrapados en un salón de clase (que ya es bastante tortura)  escuchando que sus bisabuelos fueron unos salvajes incivilizados.

 Imagínense que nos encerraran en un cubículo y nos bombardean por una hora diaria o semanal con acusaciones  de ser culpables de  los desmanes de todos los malos gobiernos chilenos, o de que matamos a Lautaro en el Rio Mataquito, o que destruimos la Biblioteca de Lima en  1882. Esa no es manera de enseñar, ni de informar.

Realmente, no sé cómo se puede dar una efectiva cátedra sobre el Holocausto,  ya es bastante difícil enseñárselo a nuevas generaciones de judíos. Hay demasiado énfasis en mártires y en victimarios abstractos, impersonales y anónimos. Se presta mucha atención a cifras, se cae en situaciones clichés, se le da prioridad a lo menos importante.  Un punto  estresado por el artículo es que los jóvenes alemanes saben lo que es el Holocausto, pero no quienes fueron los perjudicados. No hay un contexto que humanice a los judíos como parte de la  civilización o historia germanas. Se sabe muy poco de cultura judaica  y del judaísmo.
Albert Einstein físico judio-alemán

Felix Mendelshonn músico judío-alemán


Una de las razones  por las cuales Ana Frank sigue siendo la figura más querida  de la tragedia del Holocausto es precisamente porque su diario nos la acerca, nos la hace querible e identificable.  Esto me recuerda un capitulo de Éxodo, de Leon Uris,  la épica de la creación del estado de Israel. Uris tiene como protagonista a Kitty Fremont, una enfermera americana, cristiana y dotada de ese tibio antisemitismo  común a la gente de su época.

 La acción abre en 1946. Kitty está en Chipre trabajando en un orfanato de niños griegos. Agentes de la Mossad Aliyah Bet (en esa época a cargo del transporte clandestino de sobrevivientes del Holocausto a la Palestina británica) la contactan para trabajar en los campos de refugiados judíos. A regañadientes, Kitty acepta un tour por uno de ellos. Se le muestran horrores, pacientes destruidos por la maldad Nazi, gente inocente que ha sido el blanco de las mas viles torturas. Kitty permanece impertérrita. Sigue sin querer trabajar para “esa gente”.

Eva Marie Saint como Kitty y Jill Haworth como Karen en la versión fílmica de Exodo


Cambia de idea solo tras oír cantar a Karen Clemens, una huerfanita alemana que ha pasado la guerra oculta en Dinamarca viviendo como aria. Al no haber estado expuesta al horror de los campos y persecución, Karen es un personaje normal, optimista, con ganas de cantar y luchar. Para Kitty, Karen ya no será la “otra”, incluso le encuentra un parecido con su hija muerta. Kitty hará suya  entonces la tragedia de Karen (quien está buscando a su familia que desapareció en Alemania)  y así podrá comprender el Holocausto y a los judíos.

Lamentablemente, no todas las  representaciones del Holocausto, sobre todo en lo que se refiere al  material de espaciamiento, son así. Es una doble lastima, puesto que los jóvenes aprenden más de la ficción que de sus libros de texto. Y el cine y la literatura del Holocausto se apegan a esa formula deshumanizante de la victima y del verdugo, ambos igualmente genéricos y enigmáticos.

 Siempre me ha irritado cuando encuentro gente simplona que dice: “esas cosas solo podían pasar en Alemania”,  “¿Qué esperas de fascistas?” o “todos los Nazis eran brutos y enfermos mentales”. Esas son generalizaciones baratas que nacen de una actitud defensiva. La persona que las dice en realidad está aferrándose a este argumento: “Como yo no soy alemán, ni fascista, ni bruto, ni tarado, yo nunca haría lo que los Nazis”.

¿Qué se puede decir? El Holocausto pudo y puede volver a ocurrir en cualquier lugar del mundo si se dan las condiciones idóneas. En 1933, Alemania era el país más civilizado, tolerante y humanista de Europa. Los judíos solo componían el 1% de la población alemana, y más de la mitad de ellos estaban totalmente asimilados al modo de vida alemán. La jerarquía Nazi estaba compuesta por gente de clase media (alguna de la alta sociedad) que eran instruidos y tenían títulos universitarios de universidades importantes. Aunque había mucha neurosis ente ellos, aparte del Fuhrer, ninguno presentaba patologías que los certificase como orates.

Príncipe Cristoph de Hesse, nieto de la Reina Victoria, concuñado de la Reina Isabel de Inglatera en uniforme de las S.S.

En cuanto al  fascismo como factor que predeterminaba a matar judíos, ya he demostrado en artículos anteriores que el verdadero fascismo estaba muy lejos de ser antisemita. Incluso después de que el Duce  aprueba las Leyes Raciales, en Italia ni hubo campos de concentración ni se mató a nadie por ser judío. Al contrario, antes de la caída de Mussolini, se intentó, a veces con éxito, rescatar judíos de territorios ocupados por los Nazis.

Precisamente por esos estereotipos del Nazi como la “bestia rubia” es que se produce ese concepto de culpa colectiva y también se aumenta el número de antisemitas.  Basta mirar al rojerío anti sionista. Como  no son Nazis (ni rubios) se sienten con el derecho de decir cuanta sandez quieran sobre los judíos, incluso repetir calumnias o perpetuar estereotipos que los Nazis utilizaban. Una actitud que termina hermanando a ambas ideologías.

 Una trampa de la Izquierda es decir que solo por ser de Derechas, una persona está predispuesta a ser Nazi y antisemita. Creo que el Conde von Stauffenberg, católico y aristócrata no tenía mucho de socialista, y aun así intentó matar a Hitler. Ozcar Schindler era miembro del Partido Nazi. Pero de esos “buenos alemanes” hablaré en otra ocasión.
Claus Von Stauffenberg con sus hijos


El problema de representar a los adversarios de los judíos como esa masa homogénea con características de villanos de opereta, es que (además de predisponer en contra de las víctimas) se tiende a visualizar la situación como ocurrida un espacio lejano, pasado e irreal. El Holocausto entonces pasa a ser algo que no puede equiparase a manifestaciones antisemitas/anti sionistas del presente. Irónicamente si se puede asociar a los israelíes (y a los judíos) con “métodos Nazis”, pero no a sus enemigos a menos que sean de Derecha o tengan tendencias facistoides (una excepción es Hezbollah).

El último efecto negativo de estas generalizaciones es que se sigue “inflando” el concepto del “Ubermenchen” Nazi. Precisamente, el estereotipo  deshumanizado y remoto termina siendo idealizado como un “súper hombre” mítico, muchísimo mas interesante y atractivo que sus oscuras victimas. 

martes, 14 de febrero de 2012

Por culpa de su mamá: Henrique Capriles y el antisemitismo chavista


Con todo el trabajo que tengo, apenas me he fijado en las noticias, pero el nombre de Henrique Capriles suena más fuerte que el de ningún otro opositor de Chávez. Como soy un poco escéptica, hasta no verlo con la banda presidencial no creo en su poder. Pero eso no evita que al Señor Capriles le caiga la crítica chavista con el peso de un mamut encima. Sobre todo, porque el candidato tiene cola que le pisen. ¡Su apellido materno es Radonski! ¡Noo, la conspiración Judeo-Sionista ataca de nuevo!

Aunque hasta ahora no haya hablado de eso, es innegable que el antisemitismo en Venezuela va en ascenso alarmante. En una sociedad donde no existía ese fenómeno, El Comandante Chaves lo pone de moda, no entre la población que ya bastantes problemas tiene, sino a un nivel gubernamental. Es de preverse, su acercamiento a países árabes, enemigos de Israel y su odio apopléjico por el Imperio, gran protector del mundo hebreo, lo predisponen ya hacia el anti-sionismo que, más que demostrado, es judeofobia camuflada.

                                                   Anti-sionismo a la venezolana

Occidente todavía no capta lo peligroso que es este Mussolini del Orinoco, este seudo fascista-marxista cuya cercanía a Cuba lo hace adherirse a ideologías caducas  que se ponen de moda en ese espacio radicalizado y anti-gringo que componen países tan diversos como Irán, Rusia y Corea del Norte, todos bastiones del anti-imperialismo.


Para nosotros en América Latina, el chavismo bolivariano debería ser causa de alarma porque su esfera abarca varios países cercanos cuyos nombres bien conocemos. Además, en Chile, Hugo Chávez tiene a algunos parlamentarios que como juglares medievales cantan las gestas del Chavo de Venezuela. Pero como nos gusta dormir esa siesta larga de las guaguas, no nos damos cuenta de la extensión del brazo chavista ni de sus repercusiones en nuestra sociedad.

En donde si están consientes del peligro de tener al Chavo en el trono es en Venezuela donde hace rato que quieren sacar a este seudo-dictador que gobierna apoyado en el poder de los petrodólares. Hasta ahora no han podido. Por eso todas las esperanzas están cifradas en Henrique Capriles, el candidato a las elecciones presidenciales de octubre de este año. ¿Pero quién es Henrique Capriles?

Pues Don Henrique es un abogado de 39 años,  uno de los fundadores del Partido Primero Justicia al que representa. Fue vicepresidente del hoy difunto congreso venezolano y hasta hace poco era gobernador del Estado Miranda, el segundo más poblado de Venezuela. Soltero y nada feo, Capriles tiene algunas fallas de esas que el marxismo chavista no perdona. Su familia está ligada al mundo empresarial que abarca desde las telecomunicaciones (Cadena Capriles) hasta el sector inmobiliario. Ya eso lo hace  un oligarca. Agréguenle que estudió en Columbia y eso lo convierte en un esbirro del Imperio.

 Pero lo más despreciable de Capriles para sus enemigos es que, aunque católico reconocido, sea hijo de Mónica Radonski, judía de origen polaco y miembro de una familia de sobrevivientes del Holocausto. Para colmo, descubrieron que la Familia Capriles también desciende de judíos sefardíes de la Isla de Curazao. Con eso no se han hecho esperar los ataques abocados a resaltar los genes de Capriles como factor negativo y conducente a hacerlo un enemigo hereditario de la Revolución Bolivariana.

Me he revolcado de la risa leyendo este articulo publicado en la pagina de RNV (Radio Nacional de Venezuela) portavoz del Gobierno y cuyo lema es “¡Con la verdad por delante!” (La verdad según el Evangelio de Chávez).  Aunque les dejo el link, tengo que citar algunas perlitas.

Capriles es, de acuerdo a este articulo, parte de la “oligarquía empresarial” de Venezuela, su preparación está ligada al “imperialismo estadounidense”, ha trabajado en bufetes vinculados a los “intereses de la burguesía sionista” y participó en el “golpe de estado burgués del 2002”. Más encima, fue diputado del COPEI que este pafletucho describe como un  ” Partido Socialcristiano, hijo de una organización fascista religiosa ligada a la falange española llamada Opus Dei, que llegó a Venezuela para echar raíces a principios de los años 50 del siglo XX”. Vamos ¿entonces qué es Capriles ¿ ¿Un judío malhechor o un católico fascista? No sabía que el Chavismo también fuese anti-católico.




Pero este párrafo siguiente es  el que ya hiela la sangre o nos desternilla de la risa:
“Formó parte de la secta paramilitar y fascista llamada Tradición, Familia y Propiedad, donde se practicaban ritos religiosos perversos y se planificaban crímenes selectivos de todo lo que no representara la raza aria nacional y la alta burguesía venezolana. Esta organización era dirigida por Alejandro Peña Esclusa, confeso agente de la CIA”.

¿Quién escribe estas barbaridades? ¿Julius Streicher? Resulta extraordinario que en un país civilizado, supuestamente democrático, y  tan cercano al nuestro, se puedan escribir paparruchadas y usar ese lenguaje de odio. Lo más extraordinario es que ese lenguaje provenga de un organismo del gobierno. Pero ese es el nivel del discurso chavista de hoy en dia.






El tiempo y D-s dirán si Capriles puede destronar al Chavo. El tiempo y D-s dirán si es un buen hombre y un buen político. Pero lo que nos muestra el presente es que ser hijo de judía ya te pone en la mira de la artillería chavista. Bueno,  mi Don Henrique, siempre se ha dicho que los “cebras”, que así nos llamaban en el Imperio de Francisco José, somos más peligrosos que los judíos. Por algo el judaísmo reconoce que el solo tener madre judía te hace judío, y ahora Henrique Capriles ha pasado a ser parte del despreciado mundo hebreo. Todo por causa de su mamá, y del antisemitismo chavista.

domingo, 5 de febrero de 2012

Fe, confianza y entrega: los tres pasos más difíciles para la felicidad


Vamos a hacer un preámbulo en mi monitoreo del antisemitismo 2012, para acercarnos a algo más personal e intimo. Comienzo invitando a todos a leer esta entrada en el blog de Guillermo Urbizu que es una absoluta belleza. La encontré entre los blogs de Religión y Libertad. Me permito citar la introducción. “Cuando el mayor deseo en el corazón de un hombre es que Dios haga en él su Voluntad, cuando ese hombre se abandona con humildad en Sus manos, con la certeza plena de que es el buen Padre quien mejor nos conoce y quien mejor sabe lo que nos conviene, entonces comienzan a suceder maravillas”.

Siempre me ha sorprendido que sea más fácil confiar y entregarse a extraños que a D-s. No debería sorprenderme, puesto que ni yo sé hacer lo último como debe hacerse, ósea de acuerdo al manual. Ahora que he decido intentar nuevamente colocar mi vida y la de mis con-dependientes en manos de Tata D-s, voy a tratar de evitar los errores pasados, que el blog de Ubirzu me indica  cuales son, y a esperar esas maravillas. Por eso, aunque suene a reality, quiero ponerlo en este blog, para compartir con ustedes lo que será mi vida en manos del Señor. Y aunque lo parezca, no es auto-referencia, porque aunque lo ocultemos, en días de crisis, todos nos sentimientos tan vulnerables como críos en pañales.

En el pasado, muchas veces he necesitado de esta claudicación completa de derechos personales y libertades civiles. Sobre todo en esa ocasiones en que he sentido  tocar fondo o me aparece en el camino un obstáculo  imposible de superar. Pero leyendo a Don Guillermo, me doy cuenta que mi entrega es siempre a medias. Como con  las dietas o las veces que he intentado ser vegetariana, siempre hay una parte de mí que guardo y que interfiere  con el proceso. Termino saltándome las reglas tan bien definidas en ese blog.


Creo que eso nos sucede a muchos. Esas reglas incomodan.  La primera es quitarnos la soberbia de creer que todo lo podemos. Eso me era difícil porque me criaron con el síndrome de “A D-s rogando y con el mazo dando”.  Esperarlo todo de D-s me convertía en un parasito, un caso de tercermundista aprovechándome de un Estado de Beneficencia o algo así. No reparaba en que  El es el “Welfare State” por antonomasia, el único de quien podemos sacarlo todo, pedirlo todo, esperarlo todo. Como dice el blog “El Padre suple todas estas carencias”.

Pero tal como lo dice Urbizu es difícil llegar con las manos vacías, apartar de nosotros egoísmo, vanidad y en mi caso, un miedo paralizante. Yo confío en D-s pero a medias. No me atrevo a decirle “Haz lo que quieras de mi”,  si cuando lo he hecho  con humanos, después  he tenido hasta que guardar cama. Me olvido que D-s es D-s y no un humano que pueda abusar de mi confianza.


Luego, suena muy bonito decir “haz tu voluntad y no la mía”. Estoy segura de que D-s me quiere, pero a otros que ha querido no les ha ido muy bien. Pienso en Job,  en Moisés, en Santa Juana de Arco y en mi tocaya Miriam, leprosa en el desierto. A lo mejor  es la voluntad de D-s  que me tienten y torturen diablos como a San Antonio. Y me olvido que si D-s me depara un destino horrible, no puedo huir de el. Nomás que Jonás adentro de la ballena. Así que mejor aceptarlo  ahora y ser feliz mientras se pueda. Además, si me entrego a D-s, tal vez El me dará la fortaleza para tolerarlo. Es complejo, muy complejo.
Job despreciado por sus amigos

No es casualidad que haya encontrado ese blog el miércoles. Justamente en la madrugada del martes, tomé una decisión que debí haber tomado hace tiempo. Renuncié a mi empleo. Suena tan fatal escribirlo. Por once años viví con terror a que me despidieran y finalmente fui yo la que corté con todo. No voy a contar detalles puesto que no corresponden en un blog público, pero digamos que me cansé de vivir con miedo y puse mi confianza en Hakadosh Baruh Hu, El Todopoderoso. Solo espero que me dure esta sensación tan  de que ya no soy dueña de mis actos, que ni siquiera tengo que preocuparme por caminar porque me cargan.

Entremedio, han ocurrido algunas maravillas. Un problema del banco que me significaba la pedida de casi $600 se solucionó. Y el gato Damián, a quien estoy tratando de domesticar para tenerlo bajo este techo este invierno, ¡por fin aprendió a ir al baño en su cajita de aserrín! Y, yo que creía conocerme al dedillo la obra de Duke Ellington, descubrí esta pieza tan escasa como divina que ilustra la colaboración de Ellington y Billy Strayhorn.





Pero para mi la mayor maravilla, sería seguir sintiendo esta confianza, esta paz interior. Como me conozco, sé que no va a ser así, que en un momento me voy a desesperar. Voy a sacudirme y retorcerme como Damián cuando lo tomo en brazos, voy a discrepar con las reglas. Soy judía, no puedo evitarlo. Los judíos llevamos cinco milenios discutiendo con D-s y cumpliendo  sus ordenanzas a regañadientes. Pero eso también nos ayuda a tener un dialogo constante con El.

Aparte del miedo de perder el control de mi existencia, también esta el pragmatismo y racionalismo que caracterizan el Judaísmo. Pero no fue su sentido práctico ni la razón las que llevaron a Esther a ver a Asuero sin el permiso del Rey o a Moisés a enfrentar al Faraón.


Voy a contarles una de las cinco razones por las que dejé el blog por medio año, la principal. Sentí que a D-s no le agradaba lo que hacía. Es difícil explicarlo, pero es una sensación de que esto no es lo que El quería que yo hiciera. Ahora no lo siento así, pero puede esa certeza volver a manifestarse y ahí ya no tendré dudas. Espero que no, pero si sucede que me de la fuerza para hacer lo correcto.

Hace unos días, alguien me escribía que Rodrigo Hinzpeter y Lili Pérez han fomentado más el antisemitismo en Chile que si les hubieran regalado copias de “Mein Kampf” a los estudiantes reclamones. Y yo me pregunto si tal vez este mismo blog no fomentara el antisemitismo que tanto busco aminorar, ya que erradicarlo es imposible. Pero eso me lo dirá D-s.

Así pues comienzo mi camino, arrepentida del pasado, con esperanzas de enmendar, pero consiente que no lo voy a hacer sola, que no lo puedo hacer sola.  Si lo comparto con ustedes es porque sé que todos tenemos diferentes tribulaciones, pero la misma impotencia ante el diario vivir. A lo mejor alguno querrá acompañarme. Le deseo desde ya suerte y que se encuentre con muchas maravillas en el camino.


domingo, 29 de enero de 2012

Distorsiones del Talmúd, anti-judaísmo y la ”venganza” de Esther: Otras variantes del antisemitismo


No era mi intención, al reabrir el blog, dedicarlo a la  judeofobia y temas aledaños a éstas. ¿Pero puedo evitar hacerlo si a cada rato siento el antisemitismo pisándome los talones? Casi en vísperas del Día Internacional del Holocausto, un nuevo ejemplo de antisemitismo en Chile, el ataque a un joven judío en Ricote. Todo esto, me hace reflexionar en esta guerra no declarada una de cuyas variantes es el anti-judaísmo.

No hay aspecto más inculto ni más siniestramente grotesco que esta variante con la que me tropecé hace unos días. Aunque he oído a David Duke, ex Gran Mago  del Klu Klux Klan y reconocido supremacista, acusar a los judíos de genocidas por la celebración de la fiesta de Purim, no esperaba encontrar en páginas en español a promulgadores de esas ideas “dukianas”.
David Duke en su "uniforme" de Gran Mago del Klan

Desde el Medievo, que la religión judía ha estado bajo fuego. Más precisamente, desde el momento en que ocurre el cisma sinagoga-iglesia y el cristianismo decide seguir otros caminos y repudiar al menos un ochenta por ciento de sus raíces judías. Un  común denominador entre las guerras medievales en contra del Talmud  y las contemporáneas es la escasa erudición de los agresores.

Es por eso que los debates entre judíos y cristianos en tiempos pre-Ilustración eran verdaderos realities porque además eran públicos. Hoy en día ese debate, que se vuelve monologo, tiene lugar en el mundo virtual. Los anti-judaísmo modernos suelen utilizar como bases textos oscuros o  inexistentes. Peor aun, se apoyan en el alegato de judíos parias, de los peores elementos de juderías mundiales que por un par de monedas dicen lo que se espera de ellos.

Desde hace algunos años que me ando tropezando con paginas nazis que utilizan como argumento, para sus alertas al Peligro Judío,  los horrores que oculta el Talmud: “un libro sagrado de los judíos que los enseña a odiar a los cristianos y a hacerles daño, tralala”. Dejemos la ficción a un lado y pasemos a la realidad. Con toda la veneración que me merece el Talmud, la piedra angular de la fe judía es la Torah, ella es única e inalterable. Y la Torah es el primer tomo de la Biblia. Ese Antiguo Testamento que la mayoría de mis lectores habrán visto en sus clases de Catecismo.

El Talmud es un compendio de exegesis, tradiciones, costumbres, códigos legales y hasta cuentos de hadas, compilados desde los días de Jesucristo y que además recopila tradiciones orales pre-cristianas. Es un sumario de discusiones rabínicas (en cristiano, intercambios entre profesores, y entre profesores y alumnos) de mas de tres mil años de edad.

El Talmud es sagrado porque abarca nuestra cultura, nuestra historia y es un espejo de la piedad judía de tres milenios. Sin embargo, al estar escrito por hombres, por buenos y piadosos que fueran, es también ejemplo de idiosincrasias personales y contextos históricos. Por esa razón en cada siglo, hay sabios que revisan el Talmud  y acomodan las reglas en concordancia con los tiempos. Debido a que el legado talmúdico es sagrado precisamente por su antigüedad, historicidad y por su testimonio de fe, no se borra nada, aun lo que ya no es aplicable en tiempos modernos.

Como el Talmud está escrito en hebreo antiguo, arameo e incluso un alfabeto especial  creado por Rashi, no es accesible a todo el mundo. Pero debido a los muchos ataques, distorsiones y calumnias que han caído sobre él, hay ahora sitios en ingles en Internet que ofrecen traducciones.  El Talmud ha sido traducido a muchos idiomas.  Aun así, todavía uno encuentra paginas web analfabestias que eructan perlas tipo: “En el Tratado Lolin de Baba Yaga se dice que es obligación de los judíos tirarles mocos a la sopa de los cristianos”.  El que se moleste en buscar descubrirá que no existe tal ley, ni tal tratado, y que Baba Yaga es una bruja de cuento de hadas ruso.

Sin duda que hay veces en que sí se encuentra en ese vasto mar talmúdico  algún párrafo antediluviano  que suena anti-cristiano o separatista, pero ya expliqué que  gran parte del contenido es un reflejo de su momento histórico y de la mentalidad de su gente. Las páginas de los numerosos tratados del Talmud están divididas en muchos fragmentos. Uno es el texto original y los otros son los comentarios, revisiones y explicaciones   de revisores posteriores.

Pues aun así, negacionistas, supremacistas y tontos que los siguen, continúan con este habito de distorsionar  textos religiosos o tergiversarlos, citándolos fuera de contexto. Hace unos días me encontré con una curiosa discusión en un blog que no mencionaré. En ella un individuo se quejaba del Antiguo Testamento. Tras calificarse de católico (que extraño,  porque la calumnia y el antisemitismo son pecados mortales en la doctrina católica) se lanzaba en picada contra los judíos, deploraba que el cristianismo no hubiese repudiado la primera parte de las Biblia y terminaba por atacar,  en el mas puro espíritu de David Duke,  la festividad judía de Purim, a la que tildaba de celebrar matanzas. Cito “Cualquiera que conozca el judaísmo talmúdico sabe que eso es lo que hay. Siguen celebrando la venganza del Purim y lo que les hizo un tal Amalek hace miles de años.”

Haman Tashem  (Orejas de Haman), dulce típico de Purim. Segun Duke, los judíos somos "canibales" porque comemos las orejas de nuestro enemigo.
Mas allá de que Purim sea mi festividad judía favorita (y eso que no es como dice Duke una de las fiestas más importantes del judaísmo), o de que sea una de los pocos días sagrados en el judaísmo realmente alegre y exento de prohibiciones, me resulta muy curiosa esta definición.   La fiesta de Purim celebra una serie de milagros que impidieron el genocidio de la comunidad judía persa durante el reinado de Jerjes  (Asuero) unos cuatrocientos años antes de la Era Cristiana. No hay tal venganza.  Ustedes mismos lo pueden constatar. Revisen cualquier Biblia y lean el texto del Libro de Ester, la base de Purim. (les pongo un enlace a una versión cristiana para ser neutrales)

Por odio al judío Mardoqueo, Haman, primer ministro del Rey Asuero, consigue un edicto real que permite la exterminación de la comunidad judía en Persia. Curioso, el odio contra un judío hace que un Primer Ministro cargue contra toda una etnia. Un poco, como ocurre en Chile que el odio contra un primer ministro judío desencadena una ola de antisemitismo.
Ester se presenta ante Asuero


Gracias a la valerosa intervención de la reina Ester que expone su vida por la de su pueblo, y a la piedad de la comunidad judía que junto a ella reza y ayuna por tres días para solicitar la intercesión divina, ésta se manifiesta  en una serie de milagrosas sincronicidades junguianas. Haman es expuesto, derrotado y ajusticiado.

Facciones antisemitas,  amparadas por el edicto real, se disponen a masacrar a la población judía en el día convenido.  Debido a que las leyes persas prohibían la nulidad de un decreto real, Asuero crea un segundo decreto para que los judíos se armen y se defiendan. Entonces ocurre un amago de guerra civil en el que  salen vencedores los judíos. Lo que se celebra en Purim no es ni la muerte de Haman ni la de sus hijos, es la valentía e ingenio de Esther, la frustración de un plan genocida, y por sobre todo, la confirmación de que ayuno y oración sincera pueden evitar tragedias.


¿Y cómo celebramos esta fiesta? Pues con un carnaval, con disfraces, con mucha comida y bebida, con mucha alegría y con intercambio de regalos. Pero antes de todo eso, se ayuna para recordar el sacrificio de Ester (no su venganza), se va a la sinagoga a escuchar la lectura del Meguilat Esther (el Libro de Ester) y se debe contribuir, mínimo a dos causas de beneficencia. En una ocasión, mi hermano y un amigo combinaron ambas obligaciones, la de los regalos y la caridad, y repartieron pollos asados entre los mendigos que entonces habitaban el metro neoyorquino.
Madonna disfrazada de colegiala camino a una Fiesta de Purim

No puedo terminar sin aludir a la argumentación pueril que sacan a relucir  quienes vuelcan su judeofobia en nuestra religión. En este caso comparar la conmemoración  del milagro de Purim con  la celebración de una masacre es un concepto tan extraviado como el   decir que en el 21 de Mayo se aplaude la muerte de peruanos. Aun mas allá, el par que debatía en el blog de marras, terminó exigiendo que tal como la Iglesia Católica había hecho un “mea culpa” de desmanes pasados, los judíos debían dejar de celebrar Purim y hacer lo mismo. Yo sinceramente no sé como hay gente que no tiene vergüenza ajena.

A los Anti-Purim solo tengo tres cosas que decirles:
La primera es que ya he dado suficientes pruebas de que  solo un pobre descerebrado como David Duke y los borregos que le compran la pomada pueden creer que Purim es una fiesta de odio.

Segunda, que si fuera por exigir el fin de festividades que giran en torno a hechos de sangre vayan donde Sarkozy para que elimine el 14 de julio. Que el pueblo francés después pida perdón públicamente a los Borbones y descendientes de todos los guillotinados durante El Terror. A ver qué les dice Sarko.

Tercera, que como los que quisieron acabar con los judíos y fueron ellos los acabados, eran persas, ¿a quién deberíamos dirigir nuestro mea culpa? ¿A Ahmadinejead? Mis lectores sensatos, ¿se dan cuenta del colmo de este absurdo?

jueves, 26 de enero de 2012

Banalización del Holocausto y Anti -sionismo: Los primeros pasos del Antisemitismo


Finalmente, en Chile se pasó la Ley Anti Discriminación tan necesaria, pero a la que tanto se opusieron. ¡Gracias, Christian Larroulet! Dicen los diretes que si se pasó esta ley fue porque el Ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, estaba harto de ser blanco de ofensas respecto a su religión.  En Chile, a raíz de un incendio forestal provocado accidentalmente por un turista israelí se desató toda una teoría de conspiraciones sionistas, y en la Argentina han causado polémica unas caricaturas en las que se burlan del Holocausto. ¿Son esas muestras de antisemitismo o exageramos los judíos al verlas como tal?

Comencemos por el caso de Página 12 que tanto ha dado que hablar. Una fuerte polémica se ha desatado en redes sociales y medios a raíz de una caricatura de Gustavo Salas en el diario mencionado. En esa caricatura titulada “Las aventuras de David Gueto”, Salas reconocido por su “humor progre”, mostraba un grupo de judíos en un campo de concentración. Puse la tira cómica encabezando esta nota para que ustedes la juzguen.

Como todo artista “progre” Salas busca irritar mas que hacer reír. Efectivamente, estas caricaturas han provocado una tremenda controversia. Hay gente que sin ser judía las repudia y las tilda de antisemitas. En cambio, hay judíos que dicen, que aunque crueles y vulgares, esos dibujitos no son anti judíos. Yo me tengo que alinear junto al segundo grupo.

El chiste de Gustavo Salas no tiene pizca de gracia, es un insulto gratuito y provocador. Es una manifestación de mal gusto e insensibilidad con la tragedia ajena, pero si nos ponemos a pensar todo el humor progre es así: iconoclasta, irrespetuoso, despiadado.

¿Si tanto crítico la tira  por qué no la tacho de antisemita?  Pues por dos razones. La primera es que de alguna manera, el dibujante reconoce que sí hubo un Holocausto. Burlarse de esa tragedia, puede banalizarla, pero no negarla. Y para mí la mayor muestra de judeofobia de este siglo, incluso más que el ataque frontal a la existencia de Israel, es negar el Holocausto. La segunda razón es porque aunque los judíos de este  chiste fome se ven como unos pobres diablos, Salas no les adjudica características negativas y hace hincapié en su condición de victimas.

Como ya sabrán, una de mis licenciaturas es en Bibliotecología. Dentro de ella tengo una especialidad en Servicios a Minorías. Lo primero que se me inculcó fue que debía vigilar que no entrase en mi biblioteca ningún material que reafirmase o perpetuase estereotipos negativos respecto a ningún grupo minoritario, nacionalidad o etnia. Pero otra cosa que se me enseñó es que todo buen bibliotecario debe ser  flexible en el momento de juzgar el material discutible.

Hay muchas maneras de banalizar el Holocausto  pero ahí de nuevo entra en juego la óptica de quien la juzga. Tal como he oído a judíos tildar “Múnich” de Steven Spielberg de anti sionista, me he encontrado con quien considera que  “Bastardos sin Gloria” de Tarantino banaliza el Holocausto y muestra a los judíos como entes negativos. Como me gustan ambas películas discrepo (y tengo argumentos sólidos para apoyar mi tesis) con esas aseveraciones.

Sin embargo, el chiste de Gustavo Salas, por su misma ramplonería es una clara muestra de cómo se puede trivializar toda una hecatombe. Además, la banalización del Holocausto, de la que es culpable Salas, es un fertilizante que ya prepara el terreno para el antisemitismo, una puerta abierta para otras muestras mayores de judeofobia.

No voy a discutir si Rodrigo Hinzpeter es un buen o mal ministro. Basta decir que concibo que como personaje público esté expuesto a ser blanco de muchas  pullas. Que la Ultraderecha envuelva esas pullas en  toallitas antisemitas es inevitable. Pero cuando Derecha e Izquierda unen fuerzas e integran la figura de Hinzpeter a un discurso antisemita se cae en un desmán mayor. Decir que todos los judíos son como el Ministro del Interior es una generalización racista. ¿Por qué no dicen que todos los judíos son generosos como Leonardo Farkas? Porque no les conviene.

Cuando El “Roto” Gajardo dijo que Hinzpeter en sus métodos represivos se parecía a los israelíes, opresores del pueblo palestino, estaba siendo más antisemita que anti-sionista. Cuando dijo que Hinzpeter aprendió esos métodos en los colegios israelíes, fue racista y calumniador. En los colegios israelíes  no se enseñan ese tipo de asignaturas, pero si se enseñan mas cosas útiles que las que ha enseñado Gajardo en su vaga carrera de docente.

Si a un a persona fácil de influir y medianamente educada le dicen que a los niñitos israelíes los entrenan a tirarle bombas lacrimógenas a gente de bien y a incendiar parques nacionales, esa persona lo asimila y se convierte en anti-israelí que es lo mismo que ser anti-judío.  Ese cuento de que hay un diferencia entre ambos términos ya no se lo cree nadie. Todavía no he encontrado a quien me explique cuál es la diferencia entre ambos.

En estos últimos quince años he visto muchos malos ministros en Chile y muchos pésimos gobernantes, varios de ellos tienen apellidos extranjeros. Nunca he visto que se asocie su mal comportamiento con su origen. Cuando la Izquierda se enojaba con la Coca Van Rysselberghe sacaba a colación que era católica (eso en un país que nominalmente es católico) pero no decían “los belgas son todos así” o “es así porque es de origen flamenco”. Yo tengo poca simpatía por la “Mami” Bachelet y casi ninguna por Andrés Allamand. ¿Voy a decir que todos los descendientes de franceses son así? Ridículo. Mi abuela paterna era francesa.

Esa asociación culposa, ese odio visceral, ese nivel de calumnia, y esa creencia de que los judíos  planean conspiraciones para apoderarse del país pueden parecer risibles, pero que contribuyen a un sentimiento de antisemitismo es innegable. Me ha gustado mucho el blog queJoaquín Garcia-Huidobro escribiera al respecto en El Mercurio, pero disputo  su conclusión que cito. “Tampoco hay que exagerar en sentido inverso y considerar que el solo hecho de ponerse nervioso por la cantidad de jóvenes israelíes que visitan Chile, transforma a una persona en antisemita. El antisemitismo es algo muy serio, gravísimo, y no debe ser confundido con cualquier comentario absurdo o especulación infundada”.

García-Huidobro dice la verdad. El antisemitismo es más grave que especulaciones absurdas, pero éstas son un peldaño al primero.